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Mostrando entradas de noviembre, 2008

Trapecista

Pedía tan pocas cosas a la vida, tan pocas. Yo sólo quería escribir. Sin embargo, todas las piezas de mi historia encajaron de tal forma que lo que hicieron fue recomponer el rompecabezas opuesto. Durante un tiempo intenté buscar a los culpables de tal desaguisado. Culpé al destino, culpé a todos los dioses que hallé por el sendero, culpé a la mala suerte… Y me culpé incluso a mi misma, pues los puzzles nunca se me dieron demasiado bien. Pero a estas alturas nada de eso importa ya demasiado, no ahora que veo yacer a mis pies a ese destino que tan resistente y poderoso pareció un día, ahora moribundo, desahuciado y roto. Como un Goliat mi corazón cayó lapidado por las piedras que a su paso los pequeños acontecimientos blandieron. Cada una de ellas es un interrogante, un miedo, una duda que me asalta y me apedrea la esperanza, que me roba los motivos. Desorientada en mitad del camino maldigo todo lo andado y todo lo que me queda por andar, sin saber qué hacer, sin saber adónde ir,