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Mostrando entradas de agosto, 2014

El enemigo

“Me sentaré a la puerta de mi casa para ver pasar el cadáver de mi enemigo” Proverbio árabe. Me miras sucia y magullada y menosprecias mi menudencia, mi candidez. Tu autocomplacencia te hace reír por encima del hombro, observando mis pies descalzos sobre el inhóspito paisaje. Sin embargo, ¿qué tienes tú? Esa mueca amable de la inconstante Fortuna. ¿Y qué piensas hacer con ello? Derribarme quizá. Derribarme hoy. Derribarme una y otra vez. Derribarme mientras que tus dioses así te lo permitan. Mas no podrás con ello vencer a todo el ejército que palpita en el abisal dominio esperando a levantarme. Si osaras acallar tu propia voz por un momento llegarías a oír su latido en las raíces, en el barro que piso, en las parpadeantes estrellas que me amparan, en el tuétano del hueso, en los átomos, en la sangre, en la fibra cardíaca de todos aquellos que me han dado su amor. Cándida, menuda, magullada y sucia, mi al