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Mostrando entradas de mayo, 2006

respetuosa réplica a Pessoa

Quizá el poeta no finja. Quizá tan sólo exagera cual histrión sobre las tablas. Tal vez un aplauso espera que justifique el dolor y la ingrata trabajera de hacer parecer bonito, cual empresa tapadera, lo que le hiere por dentro y quiebra su entendedera. Quizá el poeta no finja. Quizá se duela por fuera. Imagen creada con IA ©

Sobre mi tabla de salvación

Poco importa ya el número de naufragios, como poco importa ya cuántas olas me han abatido o cuántos escollos me han frenado. Yo sigo luchando entre los restos del hundimiento. El hielo de la noche me ha magullado los huesos. El sol del mediodía me ha abrasado las carnes. Los cantos de sirena me han hendido el alma. Sin embargo, yo desoigo mi propia hipersensibilidad. Sobre la ingrávida poesía me mantengo a flote. Con un recio abrazo me sujeto a su hiriente y astillada superficie que me daña a la par que me salva la vida. Imagen creada con IA ©

Cerezas

Siempre me las sirvo en un vaso de cristal trasparente, pues el paladar comienza en la mirada e incluso en el olfato mucho antes que en la propia boca. Las paredes del recipiente las retienen, amontonándolas en un difícil equilibrio. A través del vidrio es fácil recrearse en sus diferentes tonalidades de rojos, desde el más blanquecino al granate más poderoso, acariciando a veces un negro sanguinolento en las versiones más maduras. Cubiertas de perlas de agua, aparecen, además, frescas y luminosas, casi estivales. No suelo devorarlas enteras, de un recio y solitario bocado, sino de dos mordiscos, dejando en la pequeña baya una herida sangrante a través de la que se aprecia el terso y diminuto hueso que, a pesar de su pequeño tamaño, la llena casi entera. En la boca, la película carnosa se disuelve en la piel que la cubre, fibrosa y tierna, licuándose en una crujiente y azucarada fusión. Poco a poco, voy mermando el contenido del vaso, deteniéndome con fruición en los sabores y

A solas con la poesía

A veces me pregunto adónde han ido las risas, la inocente franqueza, la ilusión de otear los venideros senderos, las esperanzas. Partieron sin tan siquiera dejar una nota de despedida. Quizá las descuidé. Quizá las sobreexploté. Quizá las hice perecer de agotamiento. O las derrumbé bajo el peso de mis aéreos castillos. El caso es que ahora en su lugar sólo me han dejado un vacío y un dolor sordo que se manifiesta con diferentes intensidades (como un barrunto) según arrecien las tempestades cardiacas, el cual no sirve más que para rellenar tinteros. Imagen creada con IA ©

sin salida

Las paredes del laberinto se han derrumbado detrás de mi. Delante, el pulido y alto muro de un callejón sin salida ha detenido mis pasos. Permanezco frente a él, pero no tengo preguntas. Sólo me diluyo en el brillo marmóreo de su superficie y en su inmensidad monolítica que se alza ante mi como una lápida gigantesca. Imagen creada con IA ©

No pienses que no te tengo presente

[ ♬ ] No estoy dispuesta a entregar tu sitio a nadie. Mi amor, mis desvelos, mis limbos sólo tienen un propietario. No temas, pues en el cajón izquierdo de mi caja torácica están a salvo de inmundicias y avaras miradas. Así que si te pido que no pienses que no te tengo presente, lo hago en serio. Pues mi alma se forjó en el magma primigenio tan a la medida de la tuya que le resulta inconcebible admitir más conjunción que esa. No, no estoy dispuesta a conducirme a contranatura obviando los milenios compartidos y trocándolos por la gris insignificancia de un contrato. Así que si te pido que no pienses que no te tengo presente, no es un subterfugio. Ya que albergo el firme propósito de agotar este tiempo y todos los tiempos que me sean otorgados a tu favor. Con el amor en la mano yo prometo que no concibo más arcilla en mis huesos que la tuya, ni más labios en mi alma que tus besos. Y tanto es así que sobre la faz del mundo sólo una cosa me duele más

Libertad

La libertad no existe. Es sólo un concepto, una utopía (como lo es la felicidad, como lo es la paz) inventada para el hombre por el hombre (como lo es la tortura, como lo es la guerra) Mera teoría. Simple binomio. La libertad no existe más que a retazos, abordando determinadas escenas de cada vida. Casual, causal, breve. Luminoso oasis sobre la gris y rocosa realidad. Imagen creada con IA ©

Ecuaciones y metafísica

Las ecuaciones no son lo mío. Siempre cateé las Matemáticas. Tampoco llegué a congeniar con la tabla periódica. Y jamás pude recitar de carrerilla las leyes de Newton. Aunque eso nunca me hizo perder el respeto por la ley de la gravedad, por el cálculo lógico, por la ecuación de la física teórica. No sé hasta qué punto la hermosa perfección numérica contradice ese informe misticismo paralelo en el que buceo, hecho de hadas y musas, de palabras cardiacas, de poemas segregados por las glándulas del alma. Todavía mido filósofos, busco mitos, sopeso ecuaciones con cara de póquer. Y al cabo de los años A sigue siendo A y las eternas preguntas siguen siendo eternas. (supongo que es ahí donde reside la belleza de lo lejano). Imagen creada con IA ©