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Mostrando entradas de agosto, 2011

Paren el mundo

Paren el mundo que me he cansado de vagar por las fronteras de lo útil y de lo inútil, haciendo equilibrios sobre el alambre del tiempo. Yo me bajo. Aquí me quedo. Os dejo la frialdad de las almas duras y ese espacio que ocupé en contra de nuestra propia voluntad, el cual siempre me quedó grande. Vuestros son. Como vuestro es este hormiguero  de frío acero y duro asfalto, engrasado, mecánico y puntual. Yo me mudo a los dominios de los dioses primordiales, donde todo es sencillo e inmune a la estupidez del hombre, de un hombre que, en su manía de tasarlo y etiquetarlo todo, se cegó y construyó una morada sin aposentos suficientes, sin huertos suficientes, sin tiempo suficiente, sin palabras suficientes, sin silencios suficientes, sin latidos suficientes. Yo me voy  a cazar fotones y copos de nieve. Me regreso al origen, a buscar el tuétano de la vida,  allí donde los corazones tienen voz y las palabras,