Mi huerto huele a fruta ya madurada, Y huele a jugosos y albos azahares, A noche de principios de verano, A promesa cumplida, A cornucopia. No en vano, La epidermis de mi alma acaricia ya el satén de los sueños. Y alberga mi paladar toda la lluvia Y los amables fotones de mi invierno, Los poemas y trifulcas de las sílfides, La arcilla, el momento y las estrellas. Imagen creada con IA ©
Textos rescatados de las profundidades oceánicas del alma