Silencio. Hace rato que los niños abandonaron la plazoleta. Desde ese momento, el día se ha ido apagando poco a poco, como una hoguera sin combustible. El viento silba entre las rendijas y zarandea las ramas de los árboles. Ahora el crepitar de sus hojas es un clamor en la noche quieta. Imagen creada con IA ©