[♬] Durante todos estos años
me he batido con la Vida
para defender a las Musas,
pues siempre di por sentada
su fragilidad.
¡Cuán ilusa fui!
Ahora vedme aquí,
jalonada como un vil guiñapo:
las riberas bañadas de espumosa ambrosía a un lado
y el tibio recuerdo de Ítaca al otro.
No, no hay debilidad en las Musas,
a pesar de su cándido aspecto,
a pesar de su abrazo sanador.
Nada noble. Nada incondicional.
Cuando el plazo venza,
también ellas regresarán a nuestra casa
para cobrarse las deudas.
Y ay de ti
si no tienes con qué pagarles,
porque tendrás que vértelas
con sus afiladas dentaduras.
me he batido con la Vida
para defender a las Musas,
pues siempre di por sentada
su fragilidad.
¡Cuán ilusa fui!
Ahora vedme aquí,
jalonada como un vil guiñapo:
las riberas bañadas de espumosa ambrosía a un lado
y el tibio recuerdo de Ítaca al otro.
No, no hay debilidad en las Musas,
a pesar de su cándido aspecto,
a pesar de su abrazo sanador.
Nada noble. Nada incondicional.
Cuando el plazo venza,
también ellas regresarán a nuestra casa
para cobrarse las deudas.
Y ay de ti
si no tienes con qué pagarles,
porque tendrás que vértelas
con sus afiladas dentaduras.
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Imagen creada con IA © |
Escrito el 13 de julio de 2006
Comentarios
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Te doy la bienvenida a mis mares.
Muchas gracias por verter en ellos tus palabras.