Este jueves vamos de visita turística por los cementerios en compañía de Charo, nuestra anfitriona, y de Mario, ideador de esta deliciosa maldad... Más itinerarios en casa de Charo . La cafetera humeaba sobre el fuego y el olor a pan tostado avanzaba reptando ya por las paredes y el techo de la cocina. Quedaba al menos dos horas para que amaneciese, pero Martino estaba a punto de acabar su día; no en vano, llevaba años distribuyendo su rutina con el paso cambiado, mezclando los días con las noches y el insomnio con las siestas a deshoras. El golpeteo de unos nudillos en la puerta trasera interrumpió sus pesamientos y sus quehaceres. 'Ahí está el pájaro de mal agüero' refunfuñó retirando los manjares de la candela, por temor a que se requemasen a causa de la burocracia. - Buenas noches, Martino -lo saludó el pájaro de mal agüero cuando le abrió la puerta, mientras rebuscaba con ahínco entre el papeleo. - ¿Hay trabajo esta noche? - Siempre hay trabajo por la noche, Mart...
Sabes que J.Vecino ( la músca que suena al abrir el blóg), es un conocido de aquí.
ResponderEliminarYa quisiera yo, poder oir la mar enfurecida o en calma,cuando trasnochas de madrugada.
Saludos desde el Bierzo
Hola, alma gemela.
ResponderEliminarLa verdad es que aquella noche el sonido de atlántico era estremecedor. Y eso que yo no vivo precisamente a la orilla del mar.
Si estuviese tan lejos de él, también yo daría lo que fuese por escucharlo...
Una vez le dediqué un poema del que estoy muy orgullosa. Debería haberlo incluido en mi ANTOLOGÍA ABISAL EN VERSO... Tendré que buscarlo...
Con el temporal que hemos tenido el sonido del mar ha debido ser ensordecedor de verdad...A mí me asustaría.Me gusta más escucharlo en verano,cuando el tiempo es estupendo...Me relaja muchísimo...Un saludo guapa.
ResponderEliminarHermoso Vainis. Como siempre imágenes de lujo salen de ti.
ResponderEliminarBesos llenos de música, con la que nos dejas totalmente sellados al blog :)
Así es, Ágata. De hecho, desde mi casa, que está a algo más de 10 minutos de la playa, ya atemorizaba... Pero son las cosas de "el mar, la mar" que decía Alberti y sus dos naturalezas, sus dos personalidades, que despierta esos dos sentimientos tan distantes: el amor y el miedo...
ResponderEliminarGracias, Miguel. Por cierto que me parece que hace un siglo o más que no me paso a visitarte... He dejado atrás dos semanas bastante complicadas. Me pasaré por tu casa pronto, así como por la de todos mis amigos.
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