En este preciso instante contemplo el paisaje urbano. Llueve con fuerza y Júpiter está practicando sus tonantes artes varios metros por encima de nuestros cráneos. Pero lo que ha captado mi atención esta vez no ha sido la lluvia. Hay una extraña luz que ha inundado la calle con un vívido color naranja. No es más que el resultado de aunar la luminosidad del atardecer con las espesas nubes grises que entoldan parte del cielo. Sin embargo, hay algo mágico en el aire... Así que creo que saldré a la acera para apreciarlo más de cerca, aun a riesgo de mojarme los pies, calzados todavía en una sandalias de verano... Imagen creada con IA ©
Textos rescatados de las profundidades oceánicas del alma