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Mostrando entradas de junio, 2006

Ensayo y error

Quizá no sea tarde aún para desatender a razones, para revisar una vez más el significado de la palabra "congruencia". Acaso ha llegado ya el momento de poner en práctica lo que he aprendido después de tantos tropiezos Acaso ya está cerca el día en el que mis viejos errores hallen al fin una justificación. Imagen creada con IA © Escrito el 21 de junio de 2006

Id a dormir

"Si lo que vas a decir / no es más bello que el silencio, / no lo vayas a decir" El Último de la Fila ¿Por qué no os vais todos a dormir de una maldita vez? ¿Por qué no permitís al fin a vuestro cerebro reparar el daño infligido por locutores y presentadores, por comentaristas, analistas, elaboradores de encuestas, agencias, corresponsales, expertos? ¿Por qué no detenéis esta violación sonora y devolvéis a la noche lo le es propio? ¿Acaso no se ha formulado ya suficientes despropósitos? ¿Para que desperdiciar a estas alturas otra palabra, cuando en el aire fresco y estrellado se disuelve la luz incandescente de la luna, junto con el untoso aroma de la madreselva y el atávico maullido del gato en celo? Acaso no hemos etiquetado y medido, a caso no hemos deteriorado bastantes cosas en este día? Imagen creada con IA © Escrito el 21 de junio de 2006

Amanecida

Regreso. El sol me besa los párpados y el matutino rocío, condensado en el envés epidérmico, se evapora. Luz marítima. Brisa cian. Las lides entre el Levante y el Poniente se traman en la estratosfera. El alma se despereza, remoloneando sobre la fresca yacija; le da pereza subirse al Mundo en marcha. Afortunadamente, las musas revolotean sobre el dintel de la puerta. En tanto, mi corazón palmea, haciendo galopar la riada sanguínea por los cauces y las cárcavas menguadas durante la noche. Torbellinos de rubicundos hematíes se arremolinan en el torrente plasmático; elásticos bailores, oxigenados traductores de bulerías. Imagen creada con IA ©

Entre el dolor y la indolencia

Un terreno yermo y endurecido rota a medio camino entre el dolor y la indolencia. A penas es más grande que esta propiedad cardiaca; pero su rotunda presencia me aherroja cada latido, cada suspiro respirado, cada inspiración. Ajeno a las leyes de la física, se divierte comprobando como el mundo gira a su alrededor, al tiempo que retoza en su magnetismo desordenado y en su extraña propiedad de agujero negro. Lastre centrífugo. Devorador de luz. Sombra rampante. Imagen creada con IA ©

Romance del romance satisfecho

Deuda es lo que se dijo. Aquí traigo ese romance que no cayó en el olvido aunque mis muchos quehaceres me estorbaron el camino y encuentre en la asonancia un cierto desliz esquivo que me provoca torpeza y trunca un tanto mi tino en mi afición por la rima y por los versos medidos. Imagen creada con IA © Escrito el el 4 de mayo de 2006

Romance consonante y despechado

Romance de un romancero escribo yo para tí para decirte "te quiero" cuando ya me has olvidado por otro amor lisonjero que me robó tus quereres con regalos y dinero. Imagen creada con IA © Escrito el 27 de abril de 2006

Soleares del desencanto

Por mí, ya puedes marcharte. Ya me acompaña mi gato; con eso tengo bastante. Que para cosas ajadas ya tengo yo un florero al ladito de la cama. Lo guardaba pues pensé que me tenías cariño. Mira, tú, me equivoqué. Imagen creada con IA © Escrito el 27 de abril de 2006

Nana insomne

Trémula la noche canta. Le retumba en la garganta ululares de lechuzas y, bajo la caperuza gris de plomo y estrellada, esa atávica mirada con la que analiza el mundo, nocturno y taciturno, propiedad de los amantes, del poeta, del tunante, territorio del malvado, del insomne y del cansado. Instintiva y primitiva claroscura, relativa. Trémula la noche reza, reposando su cabeza sobre la Tierra latente. Y en medio de la silente existencia de la noche, entre el bramar de algún coche, suenan más altas las risas, los gozos, calmas y misas, tan altas como alto suena el dolor del alma en pena del que no concilia el sueño, tan esquivo y tan pequeño, tan necesario y esquivo, tan fugaz, tan evasivo. Imagen creada con IA ©

Ventanas al interior

Hay ventanas que miran al exterior (al mar, al jardín, a las avenidas, a los tejados, al ojo patio...) y hay también ventanas que miran al interior. Son estas ventanas interiores una clase de ventanas muy particulares, pues sus vidrios no son transparentes, sino opacos, a pesar de lo cual disfrutan de inmensas panorámicas. De hecho, pueden dominar extensos paisajes cardiacos, sembrados de sentimientos, de reflexiones, de imaginaciones... Desde mi computadora las diviso a cientos, unas más próximas que otras; y en el centro de toda la maraña de vanos, el Mundo se ha convertido en un gigantesco patio de vecinos... Incluso nos devolvemos las visitas y las llamadas, como en cualquier otro vecindario que se precie. Me doy cuenta de que cada una de estas ventanas es un balcón a través del que se transparenta el alma de alguien... Y también aquí, como en el mundo de carne y hueso, hay habitantes más o menos reservados, o más o menos serios, o más o menos falaces, o más o menos profund

Un par de cosas

Hay un par de cosas que he aprendido en esta vida.​ Una, que errar obedeciendo a la razón es más doloroso que hacerlo cuando es al corazón al que se obedece; así que cuídate mucho del sentido común, pues sus afeitados pitones hieren más y más extensamente que el astifino sentimiento. la otra, que lo práctico no tiene por qué ser siempre lo más saludable ni lo más valioso; así que cuídate mucho de los tasadores, pues nadie es quien para abaratar las posesiones con las que amueblaste tu alma. Imagen creada con IA ©

Haciendo números

Hago números mirando hacia atrás y no me salen las cuentas de la vida. Nada es como me lo pintaron aquellos ojos juveniles con los que una vez observé el mundo. Ojalá no hubiese perdido aquella mirada. Ojalá jamás hubiese escuchado los dictámenes de mis sabias neuronas, ellas que amordazaron mi corazón con su fibrosa atadura. Analizo ese cincuenta por ciento de mi camino y no me cuadra el balance de los besos, de las risas, de las ilusiones. Ojalá nunca hubiese intentado hallar el sentido práctico de la vida. Ojalá no hubiese tasado tan bajo el valor de un poema; el trueque me ha salido tan caro, perdí tantas cosas valiosas en aquella operación... ¿Cómo recupero yo ahora aquellas esperanzas y los cristales rosas para mirar el futuro? ¿Cómo demonios hago para rellenar el hueco de lo que he ninguneado, de lo que he malbaratado, de lo que he malvendido? ¿Cómo, valiendo tan poco lo que ahora tengo? Imagen creada con IA ©

Marítima elegía por Rocío

Como una ola, sobre la candidez del gentío, bajo el rizado bramido del viento de poniente y el cúmulo níveo de los mullidos claveles. Como una ola, universal, expansiva, eterna, avanza virginalmente, coronada por el laurel de una bulería. Como una ola, salada inmensidad erizada de luz. Voz cardiaca. Visceral verso. Sanguínea entrega. Fértil Rocío. Imagen creada con IA ©

Atlántico

[ ♬ ] Todos tus azules chapotean en mi versos. Centelleantes. Arenosos. Diáfanos. Plomizos. Tu líquida naturaleza Se desliza por cada palabra que trazo igual que te desparramas sobre la voluble orilla, con ese rumor acuático, rítmico, grave, respirado. Tu hálito salado silba entre el limo de mis huesos Y en mis corrales cardiacos tu yodado aroma me agita el torrente sanguíneo en busca de una escapatoria imposible. Sucumbo ante tu bautismal presencia -eterna, materna, genética, arcana- y mi corazón palpita olas cuando late a causa de tanto tenerte, de tanto asumirte, de tanto comulgar contigo. Moras en mi hasta el tuétano de mis huesos. Tanto que no imagino mis pies sin la risa fresca de tus encajes, ni mi piel sin el pulverizado suspiro de tu rompiente, ni mis ojos sin tus rizadas llanuras infinitas. Imagen creada con IA ©